DOI: 10.18441/ibam.25.2025.89.9-14

 

 

 

 

Vitalidad creadora y estrategias de resistencia en los exilios republicanos tras la Segunda Guerra Mundial. Introducción

Creative Vitality and Strategies of Resistance among Spanish Republican Exiles after World War II: An Introduction

Pablo García Martínez

Universidade de Santiago de Compostela, España

pablogarcia.martinez@usc.gal
ORCID ID: https://orcid.org/0000-0003-3923-2442

Hace veinte años salimos de Galicia, transcurrieron más de 7000 días y de 7000 noches en el exilio. 240 meses, 260 lunas, aproximadamente, contaría un campesino. Con muchos días y muchas noches sumidos en el llanto y en la desesperación, encarcelados en la nostalgia, alentando cada día nuestra fe, haciéndonos duros y fuertes cuando alguno de los nuestros caía, aquí o allá, consumido por la edad o por la enfermedad, en la persecución, o quebrada su vida violentamente, también en la persecución. ¿Saben los más jóvenes de Galicia y de esos otros países de la península, los que no sufrieron la guerra, lo que esto significa? ¿Lo saben los estudiantes? ¿Se lo dicen acaso aquellos que son nuestros hermanos, que viven allá y que nos conocen? Nuestra historia puede ser una historia para ser contada, de fantasmas o de desaparecidos.

Luís Seoane (1957)

El dramatismo que atraviesa estas líneas, escritas por el exiliado republicano Luís Seoane tras dos décadas de destierro, captura la violencia a la que la experiencia exílica somete cualquier ejercicio de refracción a las historias ibéricas de la narrativa que defiende la existencia de un período de posguerra abierto con el fin de la Segunda Guerra Mundial. La mera recuperación de los legados exílicos obliga a repensar la serie de eventos a través de la que se nos ha ido contando –de forma retrospectiva, tras el final de la dictadura– la particular versión española de una renovada y vaga identidad occidental que tenía en su génesis la orientación hacia el porvenir, el vértigo prospectivo. Al fin y al cabo, la historia para ser contada, de fantasmas o de desaparecidos, a la que hace referencia Seoane, no era más que un presente fluyente pendiente de ser fosilizado. Pendiente de que alguien interviniera en un momento posterior de la lucha por delimitar lo decible a través de la rehabilitación de una versión fosilizada de aquel presente lejano, al que habría que pasar a llamar pasado. Este retrato de una dinámica homóloga a lo que Reinhart Koselleck acuñó célebremente como la temporalización de la historia está atravesada, en nuestras latitudes, por un frenético impulso prospectivo, dominado primero por la profecía y más tarde por la prognosis racional (Koselleck 2004). Una relación con la imaginación histórica que mantiene plena vigencia hoy, suspendida solo, selectivamente, para evitar enfrentar los augurios catastróficos acerca de las consecuencias que nuestra acción como especie tiene sobre el planeta que nos acoge. En las últimas décadas, trabajos como los de Jack Goody (2012), Charles Wade Mills (2014), o Michelle Caswell (2021) renuevan la llamada de atención latente en la cartografía de Koselleck acerca de cómo la linealidad prospectiva característica de la imaginación temporal que emana de la razón moderna es solo una de las varias formas de interpretar aquello que Walter Mignolo llamó la “experience of cosmic changes”, entendida como “a way of reckoning repetitions and transformations (…) mediated by a technical and philosophical apparatus to imagine and measure time” (2011, 150-151).

Es aquí de utilidad recuperar otra idea de Mignolo sobre un procedimiento inherente a la modernidad occidental desde el siglo xix, aquello que él llamó la “translation of geography into chronology” (2011, 152). Dentro de esta lógica, Europa [hoy el Atlántico Norte] sería ahora y estaría circundada por una serie de territorios que serían antes, pendientes de ponerse al día en esa carrera sin final hacia el progreso sobre la que nos advertían los textos escritos, en el agónico final de su vida, por otro exiliado, Walter Benjamin (2008, 43-48, 50-51). Manteniéndonos por un momento en este esquema, propongo preguntarnos ¿dónde estarían entonces les exiliades republicanes que tuvieron que sobrevivir, en el destierro forzado por una guerra, a un ahora que se proponía a sí mismo como posguerra? ¿Eran acaso una suerte de anecúmene, a medio camino entre el territorio del ahora rampante y el del antes negado? Lo fueron, sin duda, durante sus vidas, bien en el destierro, bien en regresos siempre parciales, con encajes problemáticos en sociedades que ponían todas sus energías en proyectarse hacia el futuro. Hoy, sin embargo, los legados de aquelles exiliades intensamente formades en el diálogo, la imitación o el estudio de los movimientos artísticos que bullían en la Europa de entreguerras mantienen todo su potencial problematizador, pues la mera recuperación de su fidelidad a los proyectos comunitarios de los que fueron violentamente expulsades tensiona y dificulta el decidido impulso amnésico en la base de los diferentes post- que pretendieron dejarles atrás.

Si arrancamos el ancho marco orlado dentro del que descansa el lienzo que inspiraba una concepción de las décadas centrales del siglo xx presentadas allí como un feliz y prospectivo momento post-, veremos unos bordes, sombríos durante demasiado tiempo, poblados de figuras sorprendidas, con los ojos clavados en el suelo, algunas. Otras, con la boca y los ojos abiertos, gritando quizás un lema. Un saber, desde luego fugitivo, que no había sido posible traducir al lienzo y he ahí, sin duda, la razón del excesivamente ancho marco orlado que, con el paso de los años, ha ido acentuando, en los bordes del óleo, la tez sombría que ya era un matiz presente en la versión original. Ese borde sombrío es precisamente el espacio al que las historiografías culturales ibéricas han relegado, frecuentemente, a les exiliades republicanes, dentro de una dinámica que este volumen pretende contribuir a revertir.

Se inicia aquí un ejercicio fundamentado por la convicción de que las memorias que nos dejaron aquelles que regresaron en edad adulta a la Península, bien durante el Franquismo, bien después (Glondys 2017), ilustran una relación con el presente que bien podría pensarse –como he sugerido en otro lugar (García Martínez 2024)– conectándola con aquella experiencias de desplazamiento forzoso y relación elusiva con el presente que el sociólogo de origen jamaicano Stuart Hall conceptualizó a través de la “dislocación”. Así, aun asumiendo el riesgo de erosionar aristas, implícito en todo ejercicio comparativo,1 cabe preguntarse hasta qué punto tiene sentido arriesgar una homología entre la experiencia del exilio prolongado de les leales a la Segunda República española y la experiencia que de esas mismas décadas tenía un sujeto colonial como el propio Hall, que se percibía a sí mismo “dislocated from the people and conditions around me”, una dislocación experimentada “literally and figuratively” pues a pesar de que, desde su partida hacia la metrópolis, Hall “never lived for long periods in the Caribbean”, nunca “ceased to think of myself as in some way Jamaican” (2019, 306). Esta “dislocation in a deeper sense” (Hall 2019, 306) puede ser hoy una lente valiosa para conectar los exilios republicanos con otros cuerpos forzados, como elles, al destierro por la misma perversión de una posibilidad de posguerra nunca realmente ensayada al permitir la supervivencia, en su versión reformada, de la misma lógica rectora de las relaciones internacionales –basada en principios de imperialismo y colonialidad– que había provocado las dos grandes guerras.

El campo de los estudios del exilio republicano tiene su origen en una dinámica que vale la pena recuperar: la generación de una complicidad entre aquellos cuerpos dislocados que sentían la necesidad de hacer memoria, dejar fijadas sus historias, y estudioses interesades en recuperarlas para pensarle las grietas al presente. Sirva como ejemplo el caso de la principal plataforma editorial para el estudio y difusión del pensamiento exílico, la Biblioteca del Exilio de la Editorial Renacimiento, dirigida por el investigador universitario y militante de la memoria Manuel Aznar Soler y formalizada a través de un convenio firmado, en el año 2000, por Renacimiento y la hoy extinta Ediciós do Castro. Precisamente esta última había sido creada, en 1963, por dos polifacéticos intelectuales marcados por la experiencia de la dislocación: Isaac Díaz Pardo –perteneciente a una familia de perdedores de la guerra, pues era el hijo del artista y figura central en la cultura impresa del nacionalismo gallego de preguerra, Camilo Díaz Valiño, el “pintor” asesinado en agosto de 1936 por los sublevados y evocado por Manuel Rivas en O lapis do carpinteiro– y el mencionado exiliado Luís Seoane. A la altura de la firma del convenio que marcaría el nacimiento de la Biblioteca del Exilio, en el año 2000, otras colecciones de Ediciós do Castro –como la llamada “Documentos para a historia contemporánea de Galiza”– habían publicado decenas de volúmenes con memorias donde supervivientes a las largas décadas de guerra, exilio y dictadura tomaban la palabra para contar su historia.

Sobre la base de esta dinámica y del retador entrecruzamiento de los procesos de selección, apropiación, representación y crítica, ha ido tomando forma un fluido espacio heurístico de bordes difusos, en el que el impulso hacia la reflexividad al que obliga la ubicación en los umbrales –geográficos, disciplinares, epistémicos– ha sido un motor constante para la renovación, que bien puede ilustrarse a través del valioso corpus de estudio producido en las cuatro décadas que separan el cartográfico proyecto fundacional de los estudios del exilio republicano dirigido por José Luís Abellán (1976-1978) y la actualización de las epistemes que interactúan en este campo de estudio dirigida por Mari Paz Balibrea (2017). Para el caso de este dossier, los dos nudos invocados en el título – “vitalidad creadora” y “estrategias de resistencia”– apuntan hacia un trabajo colectivo atento a la interpenetración de dos dinámicas: la renovación de la comunidad de acogida ejercida por el pensamiento exílico, por un lado, y, por el otro, la renovación del pensamiento exílico a través de la interacción con el contexto al que se integra y/o en el que subsiste.

El volumen se abre con el artículo de Mari Paz Balibrea sobre el psiquiatra catalán Josep Solanes (1909-1991) donde, mediante un estudio de sus seis décadas de trayectoria profesional desde la Catalunya republicana hasta el exilio, primero en Francia y luego en Venezuela, se muestra a un Solanes que evoluciona hacia la defensa de una psiquiatría emancipadora a través de la concepción de la terapia ocupacional como oportunidad para la sanación de la propia institución psiquiátrica. Asimismo, el texto atiende la original propuesta articulada por el exiliado catalán en los últimos años de su carrera, centrada en el cuestionamiento de una razón tecnológica frente a la que sería el exiliado, como sujeto liberado de sus ligaduras nacionales, quien podría aspirar a la desalienación. A continuación, el artículo de mi propia autoría estudia un legado exílico frágil –una pieza de literatura oral– y su vigencia en los debates para la conquista del presente. El texto analiza la manera en que el actual gobierno de Santiago de Compostela usó, en 2023, el 75 aniversario del último discurso pronunciado por el exiliado galeguista Alfonso Daniel R. Castelao (1886-1950), su “Alba de gloria” (1948), para inaugurar una celebración anual, “Alba de Compostela”, que pone en valor la identidad propia de una ciudad asediada por procesos de gentrificación y overturism.

En el tercero de los artículos del dossier, Eduardo Hernández Cano repasa las largas décadas de exilio del artista y teórico Josep Renau (1907-1982) para mostrar cómo su larga fidelidad a la militancia comunista de orientación frentepopulista va de la mano –primero en el exilio mexicano y luego en el alemán, instalado en la Berlín oriental– de una reformulación de su ensayismo, que pasa de la intervención en los problemas del presente a un cierto giro memorialista, sin dejar de hacer pie en el entusiasmo frentepopulista de los años treinta, suelo sobre el que seguiría asentando su pensamiento Renau durante las largas décadas de destierro. A continuación, el texto de Eva Moreda se sitúa en un momento de crecimiento de las expectativas del retorno, como fueron para les exiliades los años que circundaron al fin de la Segunda Guerra Mundial, e historiza el entusiasta –y a la postre infructuoso– esfuerzo para la recuperación de las delegaciones catalana y española de la International Society for Contemporary Music (ISCM). Moreda ofrece en su artículo el retrato de una dinámica en la que los esfuerzos por recuperar una institucionalidad de preguerra reflejan una reformulación de la práctica compositiva a través de una relación elusiva, incluso en ocasiones retadora, con el paradigma nacional. El dossier se cierra con el artículo de Antolín Sánchez Cuervo, centrado en una faceta poco atendida por les estudioses de la obra de la filósofa María Zambrano (1904-1991), como es la articulación de una original teoría crítica de la memoria que se orienta hacia la intervención en el presente y está fuertemente influida por la propia experiencia vital de la autora, pues es en medio del ejercicio de supervivencia a las largas décadas de destrucción, exilio y ausencia donde toma forma la teoría de la memoria con la que Zambrano se defiende de un presente hostil.

Referencias bibliográficas

Abellán, José Luis, dir. 1976-1978. El exilio español de 1939, 6 vols. Madrid: Taurus.

Balibrea, Mari Paz, coord. 2017. Líneas de fuga. Hacia otra historiografía cultural del exilio republicano. Madrid: Siglo XXI.

Benjamin, Walter. 2008. Tesis sobre la historia y otros fragmentos. Introducción y traducción de Bolívar Echeverría. Ciudad de México: Universidad Autónoma de Ciudad de México/Ítaca.

Caswell, Michelle. 2021. Urgent Archives. Enacting Liberatory Memory Work. London/New York: Routledge.

Hall, Stuart. 2019. “Through the Prism of an Intellectual Life”. En Essential Essays, volume 2, 303-324. Durham/London: Duke University Press.

García Martínez, Pablo. 2024. “A Legacy from Dislocation: Future-oriented Memory and Art-as-labor in the Galician Laboratory of Forms (1970)”. Journal of Iberian and Latin American Studies 30, n.o 3: 301-322.

Glondys, Olga. 2017. “Regresos”. En Líneas de fuga. Hacia otra historiografía cultural del exilio republicano español, coordinado por Mari Paz Balibrea, 217-224. Madrid: Siglo XXI.

Goody, Jack. 2012. The Theft of History. Cambridge: Cambridge University Press.

Koselleck, Reinhart. 2004. “Modernity and the Planes of Historicity”. En Futures Past. On the Semantics of Historical Time, 9-25. New York: Columbia University Press.

Mignolo, Walter. 2011. The Darker Side of Western Modernity: Global Futures, Decolonial Options. Durham/London: Duke University Press.

Mills, Charles Wade. 2014. “White Time: The Chronic Injustice of Ideal Theory”. Du Bois Review: Social Science Research on Race 11, n.o 1: 27-42.

Seoane, Luís. 1957. “El exiliado y el perro”. Galicia Emigrante 28: s. p.

 

 

 

 


1 El ejemplo obvio es, para este caso, la importancia central de la cuestión racial en la experiencia colonial, que no fue vivida de la misma manera por les exiliades republicanes.