The "Binding of the Years" and the "New Fire" in Teotihuacan

Autores/as

  • Hasso von Winning

DOI:

https://doi.org/10.18441/ind.v5i0.15-32

Resumen

Las evidencias iconográficas del presente trabajo demuestran que la "atadura de los años", acompañada en el ritual azteca por una ceremonia del Fuego Nuevo, tiene su origen en la época clásica temprana de Teotihuacan, donde el ciclo completado fue representado ideográficamente por signos compuestos de atados de leña, cordones torcidos y nudos . Estos corresponden a las esculturas aztecas del xiuhmolpilli que son réplicas en piedra de atados de leña, representando un ciclo de 52 años. Al completarse un ciclo se celebraban dos ceremonias separadas, cada una en lugar diferente: el xiuhmolpilli fue enterrado solemnemente en el Recinto Sagrado de Tenochtitlán y una fiesta de renovación general, precedida por el acto de taladrar el Fuego Nuevo en la cumbre de un cerro, iniciaba el nuevo período de 52 años. El que el ciclo completado era enterrado figurativamente sólo consta de muestras arqueológicas. Obviamente, durante el siglo XV y a comienzos del siglo XVI el xiuhmolpilli, en realidad un método de origen teotihuacano para llevar la cuenta de los años pasados, era únicamente asunto de los sacerdotes, mientras que el acto de taladrar el Fuego Nuevo para un comienzo exitoso de un nuevo ciclo concernía a todos. La duración de un período representado por los atados de leña de Teotihuacán se desconoce; puede haber sido menos de 52 años. Tampoco se conocen las ceremonias relacionadas con la sepultura o la quema del atado. El más antiguo indicio del acto de taladrar el Fuego Nuevo en el México central es una talla de roca en Xochicalco, probablemente posterior a la caída de Teotihuacán. Una evidencia posible de la distribución que seguía inmediatamente a la ceremonia de un Fuego Nuevo, consiste en un friso del siglo VI o VII con relieve en estilo teotihuacano, encontrado al sur de Veracruz.

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Publicado

1979-01-01

Número

Sección

Artículos